12/2/08

Apuntando para hablar de la contradictoria humanización/deshumanización del arte y el constructo llamado hombre.


En 1925 Ortega y Gasset publicaba la deshumanización del arte señalando la ya notable separación de la obra artística de los jóvenes de la época, con las formas comunes o más usuales, alejándose cada vez más de la representación de la realidad y la concepción aristotélica del arte como imitación de la naturaleza, buscando una verosimilitud y cercanía con realidad, idea que dominó hasta finales del siglo IXX.

Con las vanguardias queda de manifiesto esta constante búsqueda de nuevas realidades o concepciones del arte, el artista se vuelve más personal, más individual, llegando en muchas ocasiones a presentar obras aparentemente incomprensibles para el ojo de un público ajeno a la as nociones de estudios artísticos, en ocasiones se buscaba resaltar las cualidades plásticas de la obra por sí misma, logrando trabajos donde las formas geométricas o los manchones de pintura son los protagonistas.

En la actualidad la visible desmaterialización (hoy no es necesario estar presente para que ciertas actividades antes necesariamente personales se lleven a cabo, como la fecundación) redefine la concepción del hombre y lo que lo hace “ser“ humano, este proceso redefine también la concepción de la naturaleza, del entorno y por ende, del arte.

Podemos ver entonces, como preocupados por estos cambios, aparecen artistas como Orlan, Gunther Von Hagens (muy en boga y envuelto en escándalo últimamente) o la guatemalteca, Regina José Galindo, quienes ya sea empleando como recurso plástico su propio cuerpo o bien los cuerpos de otros que han muerto plastificándolos, nos colocan en un panorama que amplía el sentido de la deshumanización del arte que Ortega y Gasset estudiara, ya que sí bien ahora el artista pone de manifiesto este sincretismo que poco a poco nos convertirá en minimamente humanos, el recurso predominante es el propio cuerpo o la representación y/o alusión de éste y sus caracteristicas.


Es interesante imaginar dónde desembocará este proceso que ya muchos sociólogos están abordando, es muy interesante también mirar como nuestra capacidad de asombro se va haciendo cada vez menos perceptible. ¿Es acaso que en verdad nos estaremos volviendo menos humanos?, ¿Porqué razón ya nadie se detiene a observar por puro goce sensorial los murales de una catedral o se detiene a escuchar música clásica?
¿Por qué solo somos capaces de reaccionar con propuestas artísticas que podrían ser consideradas como violentas en cuanto a sus recursos?

El hombre pierde su sentido de “humano” y el arte, con invasiones al propio cuerpo o alusiones a éste, pone de manifiesto esta perdida de sentido corpóreo, esta deshumanización, que hace que no nos importen los medios (himenoplastia como la de Regina José Galindo) para alcanzar lo que lo los nuevos estándares sociales llaman ideal, por esta razón orlan protesta haciéndose la nariz más grande del mundo por nombrar algunas de sus operaciones.

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