19/10/11

Literatura para niños



Hace mucho que las princesas dejaron de ser de este mundo


Recientemente he tenido que profundizar en las caracteristicas de los textos dirigidos al publico infantil. Los resultados de ello dieron como resultado las bases para un proyecto editorial que debiera aplicarse en las colecciones infantil y juvenil de la editorial donde trabajo, e incluso, en las dos editoriales más pequeñas en donde también colaboro.

Inmersa en la busqueda de textos para los más pequeños, me di a la tarea de rastrear a los autores yucatecos que escriben o han escrito para niños. El resultado fue crear una convocatoria que ya he empezado a circular, para una antología breve de literatura infantil regional, que se editará como parte de la oferta de Pequeña flor de loto ediciones.

Con este acercamiento a una literatura que por lo general pasa desapercibida entre los autores jovenes, –avidos de rápido reconocimiento– redescubrí mi amor por los cuentos para niños. Cuando era pequeña, mi madre me contaba las historias que ella misma escribía y de manera autonoma, me acerqué a los libros que se encontraban en la escuela. Además de ser muy pocos y estar contenidos en un "huacal", estos libros eran considerados una decoración necesaria dentro del saón de clase. Fue así como me acerqué a la literatura en general.

Los textos escritos para el público infantil son en verdad fascinantes. Ahora ojeaba el último libro de Kitamura Satoshi,
 Diario de un OVNI, y me pareció increible como ha mutado el concepto de lo real, de lo maravilloso y de la fantasía en la literatura. ¿Cuándo me hubiera imaginado que vería un OVNI como protagonista de un cuento para niños?  un dragon es otra cosa, una princesa ridiculamente buena, esas cosas eran el universo posible de los cuentos de hadas. ¿Pero un OVNI?

No lo desapruebo, me encanta. No en vano el steampunk y el creepy, son estilos que se venden también en los libro album y otrpos textos para niños.

Ni hablar, habrá que dejar de contar sobre príncipes que van en busca de aventuras a una pradera para enfrentarse con un ogro. Los niños de hoy, saben que más peligroso que un ogro y más terrible, es que la conexión de internet no funcione. Las muñecas que lloraban y no tenían más gracia que abrir y cerrar los ojos, hoy, sólo son un juguete aburrido para las nativas digitales que esperan tener un ipad con apps de gatos y otros animales.

Es cierto que este tipo de juguetes costosos y tecnologicos no son algo cotidiano para todos los niños, muchos no cuentan con los recursos para ello. Pero definitivamente, el coco ya no les da miedo. Saben perfectamente que las criaturas fantasticas que nosotros conocimos, no existen. En cambio, creen fervientemente en el mundo detras de las paredes donde otros niños como ellos aprenden a ser magos de verdad. 


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