27/5/13

El sueño de un país donde vivan mujeres felices

Una amiga me preguntó hoy por la mañana que qué opinaba acerca de los recientes feminicidios ocurridos en Yucatán. Es una pregunta muy abierta, porque esos actos se han dado por diferentes causas, pero le dije que la mayoría de los casos de violencia contra la mujer eran el resultado de dos factores, por un lado el cultural, ya que a pesar de que la mujer va ganando cada vez más una mejor posición social, la educación en casa, sigue fomentando nuestra sumisión frente a la pareja o marido y para colmo, vivimos en un país, donde como dice Dresser, no se puede tenerlo todo, México no está preparado para ofrecerle a una mujer que sea mujer-madre y mujer-trabajadora de manera exitosa a la vez.

Además, en un país de tradición machista, un alto estatus social o profesional expone a las mujeres a la violencia como represalia, sobre este punto hoy apareció publicada una nota en el Diario de Yucatán con declaraciones  precisas de Gina Villagómez Valdés, investigadora de Hideyo Noguchi de la UADY.

El otro factor es el que tiene que ver con los poderes públicos, realizar acciones para evitar la violencia contra la mujer y la discriminación es prioridad en el discurso público, el que se da ante las cámaras y reflectores, pero no lo es en el trabajo cotidiano de la mayoría de los que están en el poder.

“A lo mejor es porque no se dan cuenta, como no experimentan en persona la discriminación, la violencia y la desmoralización, no la sienten y por lo tanto no la combaten como deberían”, eso me decían hace poco en una plática al respeto, entonces habría que hacérselos ver, —pensé— pero muchas mujeres no llevarían a cabo charlas, denuncias o movientes con la intención de informar a sus jefes o superiores, esposos y demás hombres, sobre las condiciones que se viven como mujer vivimos por temor justamente a las represalias de las que ya hablamos.

¿Posibles soluciones a la violencia en contra de la mujer? Aunque suene cursi, estoy convencida que una solución, a largo plazo claro, pero efectiva, es regresar al origen, educar a niños y niñas con perspectiva de género, enseñarles desde pequeños el respeto a todos los seres humanos a través del amor, besar y apapachar mucho a los hijos y dedicarles tiempo para educarlos sin resentimientos, seguros de sí mismos y sin machismo o taras mentales.

¿Soluciones a corto plazo? Fomentar las agrupaciones de mujeres para que en grupos puedan compartir experiencias y conseguir apoyo aprovechando la experiencia de todas y  cursos gratuitos en comunidades y escuelas para enseñar perspectiva de género, impartir estos cursos tanto a niños como a padres. Muchas asociaciones civiles llevan a cabo ya este tipo de acciones, pero los recursos para realizarlas son siempre una limitante, pero si quienes más tienen aportaran… Además la mayoría de las asociaciones puede otorgar recibos que los donadores pueden emplear para deducir impuestos.


Creo que cada mujer interesada en que haya un cambio puede hacer algo desde su trinchera, escribir, difundir, dar el ejemplo en casa y educar con respeto y sin machismo. 


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