4/8/07

Haciendo un poquito de memoria



Este tipo de entradas pasa mejor con:

Diamanda Galas
Disco: schreix
La ilustración para no variar es de Gorey.



La definición de violencia en el diccionario de la real academia española es bastante parca para mi gusto: Acción o efecto de violentar o violentarse.
Hace unos días estuve platicando con Ainox, músico que trabaja el género noise y amigo desde hace ya algunos añitos.
Hablamos mucho sobre violencia, y es que ya de por sí, la música noise es considerada por muchos una agresión a sus orejas, debido a su característica saturación de sonidos que pueden ser considerados como desagradables para la mayoría de los oyentes.
Qué genera la violencia, nos preguntábamos, pero mejor aún, cómo se traduce la violencia en cada uno de nosotros. Las personas pueden pasar junto a mí por millares en medio del sol de las tres de la tarde y de pronto, el mal humor me controla y llego a casa a gritar y pegarle una patada a la mascota. La acción no es más que mi respuesta a los estímulos del exterior traducidos en una patada al ni tan pobre (pero sí inocente)animal.



LO QUE SUCEDIÓ A CARMEN, NARRADO POR ELLA


1
Llegarás demasiado pronto para abrir la puerta con el escándalo que siempre te anuncia. Cuando mires el sofá, inevitablemente te dejarás caer encima. Aflojarás la ropa quedándote medio en cueros para mirar televisión. Seguro pensarás: “qué bueno es estar en casa”.
No se por qué te empeñas en que el gato se te suba a las piernas, con todo ese pelo que suelta. Sólo a ti te quiere. Cuando le llamo para hacerle caricias, no mueve ni una pata.

2
Es mejor que te retrases, así podré arreglármelas para esconder el hedor que nació de improviso en la sala, donde te encanta mirar televisión.

3
El gato lame insistente el piso junto al sofá. El sonido rasposo de su lengua contra el suelo es irritante. Deambula por la cocina ronroneando, parece que también te extraña. No quiero verlo más arañando la puerta del refrigerador.

4
Espero no hayas decidido ir a revolcarte con... espero.

5
No hay más gato.

6
Tal vez encontraste en el camino a alguno de esos estúpidos que te roban el tiempo con preguntas que creen que no escucho: “¿Que hizo qué?, ¿Dónde pasó?, ¿Cuándo?” Simples excusas para desaparecerte (ese maldito hedor me sigue a todas partes).

7
Quiero distraerme de mensajes y llamadas telefónicas preparando algo de comer, será especial, quiero estar hermosa para recibirte. Ahora tengo carne fresca en el refrigerador.

8
La gente que acecha en la ventana aprenderá la lección si continúa molestando. Trajeron al padre Emilio ¡como si fuésemos católicos! ¿Será que no pueden pasar por alto a la mujer que no le aparece el marido?
Tu jefe llamó. Dijo que hace siete días no vas al trabajo. Y tu madre me pidió, te comuniques. No soy tu pinche recadera. Nada tienen que decirme.

9
Estarías orgulloso de mí. Por fin pude arreglármelas sola: alguien vino a buscarte, pero quiso pasarse de listo. Entró a la casa. Quizá creyó que no estaba. Se acostó en tu sofá y ese estúpido gato le maulló como si no le molestara. ¿Ya ves? Esas criaturas son tan traicioneras, tampoco él volverá a molestar. No hay que preocuparse, me hice cargo de todo. Al fin apliqué lo que siempre dices “las cosas hay que cortarlas de tajo, para que no regresen”. Ahora sólo falta que llegues, me des un beso y pruebes el delicioso guisado de carne fresca que te preparé.

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A propósito de la próxima presentación del libro Nuevas voces en el laberinto, antología de autores jóvenes de Yucatán. Este texto aparece entre los míos. Después de cuatro años de esperar la edición de esta obra, muchos de los autores ya no escribimos así o tenemos un discurso diferente. Siempre es extraño enfrentarse a estos trabajos cuando ya se habían hasta cierto punto abandonado.

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